Por Ángel Escudero Villanueva, Médico Promotor de la Salud.
Publicado en la revista SOUL BY HELLO VALENCIA (noviembre 2021)
Filocalía significa amor por la belleza. No es una opción únicamente teórica, sino que nos invita a la acción. La búsqueda de la belleza en este mundo tan caótico es un reto que vale la pena aceptar.
Si me preguntaras dónde está la auténtica belleza, te respondería que está allí donde generamos libertad, gratitud, bondad y amor. La belleza, en ocasiones, requiere un proceso de restauración interior, de liberación y sanación de antiguas heridas.
No existe un mapa para encontrar la verdadera belleza, pero sí una brújula, y esa brújula es la contemplación. Vivir con una actitud contemplativa, es decir, manteniendo la mente concentrada y en calma con el corazón en paz, ayuda a buscar la verdad y hacer el bien para permitir un encuentro personal con la belleza.
La contemplación nos guía a través de una experiencia integral de vida que comienza adquiriendo un espíritu sencillo y humilde. No es un trabajo fácil ni rápido, pero es un proceso valioso que nos sitúa más allá de las limitaciones intelectuales.
Nuestra estresada sociedad no entenderá esta opción y la despreciará, pero desde el punto de vista de la contemplación, este trabajo interior lo percibiremos como una verdadera obra de arte. El arte de la contemplación es la respuesta a esos interrogantes que nadie puede contestar. Es la medicina para un mundo cada vez más herido. Una herida no se cura provocando más heridas. El dolor no se calma provocando más y más dolor. El sufrimiento no se alivia generando más sufrimiento.
Nuestro sistema educativo ¿está preparando personas capaces de admirarse y valorar el resplandor de la belleza, o se limita a señalar la competición como único objetivo en la vida?
Una actitud contemplativa, constante, pura, nos permite ir más allá de la corrección, de la bondad para entrar en la dimensión transcendente de la vida, es decir, descubrir la belleza de la entrega, de la donación, de la búsqueda del bien común con un sincero espíritu de servicio.
Para liberarnos de nuestras propias limitaciones, iniciemos un camino de evolución personal guiados por las prácticas contemplativas. La vida, en ocasiones parece la travesía de un desierto. Las prácticas contemplativas son un oasis en mitad de nuestro desierto donde descansar, recuperar fuerzas, restablecer la paz interior, el equilibrio, la armonía y hacer acopio de valiosas herramientas que nos facilitarán seguir nuestro camino protegiéndonos de las adversidades de nuestra travesía por el desierto de la vida.
El arte de la contemplación nos permite ir más allá de nuestros límites teóricos, de nuestros miedos y descubrir la verdadera belleza oculta en el caos de este mundo.
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